Hay tantas cosas que podría contarte,

tantas historias y tantas tonterías. Podría contarte que tengo incontables vicios, de esos que no se pueden contar. Te hablaría de mis pasiones camufladas. De mi amor incondicional condicionado a enumerar las veces que me meto en vericuetos sin salida con final feliz Que me encantan las siestas ya lo sabes, así que nos saltamos esa parte. Los viernes me dan nostalgia, pero te contaría el origen de los domingos insanos. Hablaría de mis fobias, de que no solo le tengo miedo a los ascensores y a los payasos. Que mi verdadero sueño es irme muy lejos, donde vivir en medio de la nada con mi familia. Te diría que tengo tendencia a hacer de tripas corazón. Que mi pasotismo no es tan pasota como se da a conocer. Que no se pegar fuerte, pero soy una bruta. Una bruta tonta ambiciosa en no perder su tesoro más preciado, más valioso, más querido…pero que a veces le cuesta cuidar. Quisiera cambiarme de país, a uno donde la gente no sepa que mis excusas son un fraude, que mis mentiras piadosas son un timo y que soy una llorica. Porque aunque no lo parezca lloro, por todo y por nada… Soy una vaga, eso no se va a cambiar jamás de los jamases. Pero me encanta montar en bici, eso lo compensa. Tengo mil y una obsesiones, mil y una manías y millones de defectos que se resumen en una palabra. Podría explicarte lo extremadamente cabrona que puedo llegar a ser y lo mal que me sale intentar tener rencor. Que la paciencia se me ha ido desgastando con los años y que estos me han prestado su locura. Te diría que soy de esas que no aprenden, que tropieza siempre con el mismo escalón. Podría contarte mi pasado, mis errores, mis cambios, mis logros y mis fracasos. Te diría que no hay mal que por bien no venga y que a caballo regalado buena sombra le cobija…pero no me sale.